Toma tan sólo un momento, pero su recuerdo, a veces, dura para siempre. Ninguno es tan rico ni poderoso que pueda sobrevivir sin ella, y nadie es tan pobre que no pueda enriquecerse con ella.
Una sonrisa crea felicidad en el hogar, promueve buena voluntad en los negocios, y es la contraseña de la amistad.
Ella trae descanso al cansado, alegría al descorazonado, luz al triste y es el antídoto de la naturaleza para las preocupaciones.
Y sin embargo, ella no puede ser comprada, prestada, o robada, ni se la puede solicitar con ruegos, porque es algo que no tiene valor para nadie hasta que es regalada.
Alguna gente está demasiado cansada para darnos una sonrisa; démosle una de las nuestras, ya que nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa como aquel que ya no tiene más de ellas que dar.
Dicen los expertos que sonreir requiere menos esfuerzo que “amarrar” la cara ya que utiliza menos músculos. Tal parece que nuestro Creador tenía en mente que nos riésemos a menudo cuando nos diseñó. Por otro lado, tal y como nos lo plantea el autor del pensamiento de hoy, la sonrisa también enriquece la vida de aquellos que la reciben.
¿Por qué no comenzar esta semana de labores decidiendo sonreir a “más no poder” a aquellos con los que entremos en contacto?… no con sonrisas “plásticas” (fingidas) sino con unas genuinas que alegren el alma de otros. Adelante y atrevámonos a convertirnos en faritos de luz para nuestro círculo de contacto esta semana. Que Dios les bendiga.
Si acaso digo: Olvidaré mi queja,cambiaré de expresión, esbozaré una sonrisa. Job 9:27.
Siete días celebrarás fiesta al SEÑOR tu Dios en el lugar que escoja el SEÑOR; porque el SEÑOR tu Dios te bendecirá en todos tus productos y en toda la obra de tus manos; por tanto, estarás verdaderamente alegre. Deuteronomio 16:15.
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